Si trazamos un círculo en el mapa que abarque desde el norte de China hasta el sur de Indonesia, pasando por India, Japón y Filipinas, nos encontraremos con una sorprendente realidad: dentro de ese círculo vive aproximadamente el 50% de la población mundial.

🇨🇳China 1.400 Millones
🇮🇳India 1.400M
🇮🇩Indonesia 274 M
🇵🇰Pakistan 230 M
🇧🇩Bangladesh 170 M
🇯🇵Japan 126 M
🇵🇭Philippines 114 M
🇻🇳Vietnam 97 M
🇹🇭Thailand 71 M
🇲🇲Burma 54 M
🇰🇷SK 52 M
🇲🇾Malaysia 33 M
🇳🇵Nepal 30 M
🇰🇵NK 26 M
🇹🇼Taiwan 23 M

TOTAL > Aproximadamente 4.000 millones

¿Cómo es posible que tantas personas se concentren en una región tan pequeña en comparación con el resto del planeta? La respuesta no es casual, sino que tiene que ver con un gran accidente geológico que ha moldeado el clima, el relieve y la fertilidad de esta zona.

La mitad de la población mundial está en el mismo lugar

El origen del Himalaya

Hace unos 50 millones de años, la placa tectónica indoaustraliana comenzó a colisionar con la placa eurasiática, dando lugar a uno de los fenómenos geográficos más impresionantes de la historia: la formación del Himalaya. Esta cadena montañosa, que alberga las cumbres más altas del mundo, como el Everest o el K2, se ha elevado unos 9 kilómetros sobre el nivel del mar debido a la presión entre las dos placas. Pero el Himalaya no solo es una maravilla natural, sino también un factor clave para entender la distribución de la población en esta región.

El efecto del monzón

El Himalaya actúa como una barrera natural que impide el paso de los vientos y las lluvias que provienen del océano Índico y del Pacífico. Estos vientos y lluvias son los responsables del fenómeno climático conocido como monzón, que se caracteriza por una alternancia de estaciones secas y húmedas. El monzón es vital para la agricultura y la supervivencia de millones de personas que dependen de él para regar sus cultivos y llenar sus reservas de agua.

El monzón se produce cuando la diferencia de temperatura entre la tierra y el mar provoca un cambio en la dirección y la intensidad de los vientos. En verano, la tierra se calienta más que el mar, lo que hace que el aire caliente ascienda y cree una zona de baja presión. Esto atrae al aire húmedo del mar, que al llegar a la tierra se condensa y forma nubes cargadas de lluvia. En invierno, ocurre lo contrario: la tierra se enfría más que el mar, lo que hace que el aire frío descienda y cree una zona de alta presión. Esto empuja al aire seco hacia el mar, provocando una estación seca.

La fertilidad de los valles fluviales

El monzón tiene un efecto directo sobre los ríos que nacen en el Himalaya y desembocan en las llanuras aluviales de India, China y el sudeste asiático. Estos ríos son los principales proveedores de agua dulce y sedimentos para estas zonas, lo que favorece la formación de suelos fértiles y aptos para la agricultura. Algunos de estos ríos son el Ganges, el Indo, el Yangtsé, el Amarillo o el Mekong.

Estos valles fluviales han sido históricamente el escenario de grandes civilizaciones y culturas, como la india, la china o la jemer. También han sido el origen de importantes cultivos alimenticios, como el arroz, el trigo o las legumbres. Estos cultivos han ayudado a que se multiplique el número de individuos humanos (lo cual no implica necesariamente que mejorase la salud del individuo), así como a desarrollar sistemas políticos, económicos y sociales complejos.

La diversidad de las islas y los volcanes

Otro factor que explica la alta densidad poblacional en esta región es la existencia de numerosas islas y archipiélagos que rodean al continente asiático. Estas islas son el resultado de otro fenómeno geológico: la subducción de las placas tectónicas del Pacífico y del Índico bajo las placas continentales. Esta subducción provoca una gran actividad volcánica e ígnea, lo que da lugar a la formación de islas como Japón, Filipinas o Indonesia.

Estas islas tienen una gran diversidad biológica y cultural, así como una riqueza natural derivada de los volcanes. Los volcanes aportan minerales y nutrientes al suelo, lo que aumenta su fertilidad y productividad. Además, las islas tienen un clima cálido y húmedo, propicio para el desarrollo de una vegetación exuberante y una fauna variada. Estas condiciones favorecen el cultivo de plantas tropicales, como el coco, la banana o la caña de azúcar, así como la pesca y el turismo.

La influencia de la temperatura

Finalmente, otro factor que influye en la densidad poblacional es la temperatura. El círculo se encuentra en una zona tropical o subtropical, donde el clima es cálido y húmedo durante todo el año. Esto permite el cultivo de plantas que requieren poca agua y que tienen un alto rendimiento por hectárea, como el arroz, el maíz, el algodón o el té. Estos cultivos son la base de la alimentación y la economía de muchos países de la región.

Además, la temperatura también afecta al comportamiento humano. Según algunos estudios, las zonas cálidas favorecen la sociabilidad, la comunicación y la cooperación entre las personas. Esto puede explicar el alto grado de diversidad cultural y lingüística que existe en esta región, así como la formación de redes sociales y familiares fuertes.

 

En definitiva, el círculo que contiene al 50% de la población mundial es el resultado de un gran accidente geológico que ha creado un entorno favorable para multiplicación de los individuos humanos. La combinación de calor, agua y fertilidad ha permitido el desarrollo de civilizaciones agrícolas que han crecido hasta alcanzar cifras impresionantes. Sin embargo, esto no implica que haya ayudado a mejorar la salud o el bienestar de cada individuo.